El espacio es algo fascinante, un nuevo mundo que probablemente nunca acabaremos de conocer, y a pesar de que actualmente sabemos mucho sobre el Universo, existen todo tipo de mitos en torno a éste, que es mejor explicar para que las personas no vayan por ahí presumiendo conocimiento que en realidad no es cierto.
1.- Mercurio es el planeta más caliente
Mercurio es el planeta más cercano al sol, lo que hace que sea el más caliente. ¡Error! La realidad es que la distancia de un planeta del sistema solar tiene poco que ver con su temperatura promedio. Sí, Mercurio es el planeta más pequeño y cercano al sol con una distancia de éste de 57 millones de kilómetros, pero esto no lo hace el más caliente.
Durante el día, su temperatura alcanza un máximo de 427 grados centígrados, pero gracias a su sistema de rotación, Mercurio tiene noches que duran alrededor de 58 días terrestres y la delgada atmósfera del planeta hace que la temperatura caiga en picada, llegando así a alcanzar los -173 grados centígrados.
Entonces ¿cuál es el planeta más caliente del sistema solar? Pues ese es Venus, el segundo planeta más cercano al sol. Su gruesa atmósfera de dióxido de carbono y nitrógeno hace que mantenga su altísima temperatura constantemente, la cual no baja de 462 grados centígrados.
2.- El sol es una gran bola de fuego
¡Mentira! El fuego es un proceso químico que depende de calor, combustible y oxígeno; éste último no existe en el sol. Se podría decir que el astro rey es más una gran bola de gases, principalmente de hidrógeno y helio. Entonces ¿por qué brillla y emite luz?
La presión y alta temperatura en el núcleo del sol hacen que los átomos de hidrógeno se fusionen, formando así átomos de helio. Cuando dos átomos se unen para formar otro nuevo, desprenden una gran cantidad de energía, la cual se irradia a través del sistema solar en forma de calor y luz.
Ahora bien, 700 millones de toneladas de hidrógeno se convierten en helio cada segundo. En contexto, el fuego más caliente que puede arder en la Tierra es de 3,038 grados centígrados, en comparación con la temperatura del núcleo del sol, que alcanza los 15,000,000 de grados centígrados.
3.- Hay un lado oscuro de la Luna
El término lado oscuro de la Luna no se refiere a oscuro, de ausencia de luz, sino más bien a que es desconocido. La Luna está completamente sincronizada con la Tierra, lo que significa que durante su órbita un lado único de ella siempre está frente a nuestro planeta.
La cara de la Luna que está a espaldas de la Tierra se conoce como el lado oscuro, sólo porque así es desde nuestro punto de vista estando en la superficie terrestre, pero como tanto la Luna como la Tierra dan vueltas sobre su propio eje, la luz solar llega a todas partes de la Luna mientras ésta se desplaza alrededor del sol.
4.- La Tierra es redonda
En la escuela nos enseñan que la Tierra es redonda en el sentido de que es esférica y normalmente nos quedamos con esa idea que para el día a día es más que suficiente. Sí, Cristóbal Colón tenía razón: la Tierra no es plana, pero ¿en realidad es redonda?
Cada vez que hablamos sobre la forma de la Tierra la hemos definido como una esfera terráquea, en lugar de decir el término correcto, que es geoide terrestre. El planeta es algo más ancho en el Ecuador y achatado por los polos, esto gracias a la cantidad de accidentes geográficos y el movimiento constante de las placas tectónicas que hacen que nuestro querido hogar, más que asemejarse a un balón de soccer, se parezca a una papa.
5.- Sin un traje, el cuerpo humano explotaría en el espacio
Este mito, como la mayoría en esta lista, es responsabilidad de Hollywood y sus producciones cinematográficas. En las películas o caricaturas nos muestran el momento en el que un humano se quita el caso en el espacio exterior, su cabeza se infla y explota, pero ¿qué tan cercana a la realidad está esta teoría?
La exposición al espacio sin duda mata, pero no de forma instantánea y sin ese tono sádico y extremo. De hecho, un ser humano puede sobrevivir sin un traje espacial durante más o menos medio minuto sin tener un daño permanente.
Si bien el cuerpo humano no explotaría, la baja presión del espacio exterior amenazaría tu vida con efectos mortales en tus pulmones, corazón y cerebro. La rápida exposición a tan baja presión causaría rupturas y hemorragias en tus pulmones, pero a pesar de esto, los huesos, la piel y los órganos permanecerían intactos dentro de nuestro cuerpo y sólo morirías asfixiado por falta de oxígeno.
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