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martes, 23 de agosto de 2016

Los 10 Lagos más fascinantes del mundo

Su belleza radica en la rareza que los hace únicos.


El origen de los diferentes lagos que existen en el planeta es muy variado. Estas extensiones de agua pueden ser fruto del movimiento de las placas tectónicas, de la acción de los glaciares y los volcanes o, incluso, de la mano del hombre a través de la creación de presas. Sea cual sea su razón de ser, existen algunos lagos que poseen un encanto especial y están dotados de un aura casi mágica.

Podríamos enumerar grandes concentraciones que han llegado hasta nuestros días y que gozan de fama mundial, como los mal llamados mar Muerto y mar Caspio, además de lagos tan prestigiosos como el Baikal, Victoria, Titicaca, Michigan, Tanganica, etc. Sin embargo, esta selección trata de dar una vuelta de tuerca al concepto, recogiendo ejemplos menos conocidos, incluso recónditos, y con características que los convierten en toda una rareza natural.

LAGO HILLIER, AUSTRALIA

Aunque el agua es incolora, grandes masas acuosas como mares y océanos se ven de color azul. La creencia popular señala al reflejo del cielo como responsable, pero en realidad se trata de un fenómeno científico por el que las diferentes frecuencias que forman la luz son absorbidas y reflejadas por los cuerpos transparentes. En el caso del agua, la información reflejada y visible al ojo humano es azul.

¿Y qué pasa en lugares como el lago Hillier, en Australia, donde el agua es de color rosa? A diferencia de otros lagos del mismo color, como el Retba en Senegal, donde la respuesta la da una bacteria, en el caso del ejemplo australiano aún se desconoce la causa. Este asombroso lago fue descubierto por la expedición Flinders hace más de 200 años durante el ascenso al pico más alto de la isla del archipiélago de La Recherche, donde se encuentra este regalo de la naturaleza.

Lago General Carrera, Chile

Hay un lago en la Patagonia que ocupa parte de dos países. En Argentina responde al nombre de lago Buenos Aires y en Chile se llama lago General Carrera. Tiene origen glaciar y una profundidad máxima de casi 600 metros. A pesar de sus costas de perfil difícil y el predominio del viento, se han realizado asentamientos en aquellas orillas donde el clima es algo más agradable.

El lado chileno es el que ofrece el atractivo turístico más especial. Se trata de varios islotes minerales de carbonato de calcio. El más célebre es la catedral de mármol, pero también está la capilla y la caverna. La parte inferior de los mismos ha sido erosionada por el agua, creando cuevas a las que se puede acceder desde el pueblo Puerto Río Tranquilo montado en una piragua o en una barca pequeña y disfrutar de una verdadero espectáculo gracias a los reflejos del sol y del agua.


Lago Abraham, Canadá


El fondo de las plantas del lago Abraham liberan gas metano que antes de llegar a la superficie se congela. Estas burbujas petrificadas por el frío crean columnas cada vez más profundas a medida que el invierno es más duro. Este lago artificial data de 1972, cuando se construyó la presa de Bighorn. Está situado en el río North Saskatchewan, al oeste de la ciudad canadiense de Alberta, a los pies de las Montañas Rocosas.

Su nombre es consecuencia de un concurso realizado por el gobierno de Alberta, por el que se le pidió a los estudiantes de la región que eligieran un personaje relevante. El elegido fue Silas Abraham, un habitante de las cercanías en el siglo XIX. Estas burbujas son un imán para los turistas y, sobre todo, para los fotógrafos. El que quiera conseguir la instantánea perfecta, tendrá que andar por la superficie, que al no estar cubierta de nieve, da la sensación de que se abrir bajo nuestros pies.

Los lagos del valle volcánico de Waimangu, Nueva Zelanda


La temperatura del agua que contienen ciertos lagos no la hace apta para bañistas. Es el caso de aquellos en los que el líquido elemento está tan caliente que hierve el agua y se produce un vapor pesado y abundante. Uno de los lagos más célebres en este sentido es el lago Boiling, en la isla de Dominica, cerca de Roseau, su capital. De hecho, el nombre ya nos da una pista de lo poco apetecible que resultará darse un baño en esta fumarola. En el parque nacional Yellowstone, en el estado de Wyoming, se halla el centro termal más importante de los EE.UU, la colorista y llamativa Gran Fuente Prismática.

Otros lagos casi en ebullición dignos de mención son los espacios termales localizados en el valle volcánico de Waimangu, en Nueva Zelanda. La erupción del monte Tarawera en 1886 cambió para siempre el ecosistema, dando paso a un conjunto hidrotermal en el que existen manifestaciones de gran arraigo turístico como el lago Frying Pan o los cráteres Echo y del Sur, además de otros puntos de interés como la piscina Esmeralda o las rocas de la Catedral. En Nueva Zelanda abundan este tipo de zonas con actividad termal. Otro buen ejemplo es Wai-O-Tapu, en Waikato.

Lago Bosumtwi, en Ghana

Que caiga un meteorito no es un hecho de ciencia ficción. Pasa en la realidad, aunque no con una frecuencia lo suficientemente alarmante como para que cunda el pánico. En ocasiones, en los cráteres surgidos tras el impacto de una pieza sólida del espacio exterior, tales como un asteroide o un satélite, se acumula agua, dando lugar a un lago improvisado. Es el caso de, por ejemplo, el lago Bosumtwi, en el país africano de Ghana, cuyas raíces se hunden en el Pleistoceno. Tiene una superficie de unos 8 km de ancho.

Está ubicado en medio de un frondoso bosque y los lugareños lo utilizan como medio de recreo, para bañarse y hacer excursiones en barco. También se explota la riqueza pesquera que contiene. Para los ashanti, un grupo étnico muy importante en este país, las aguas de este lago son sagradas, ya que en ellas residen las almas de los muertos. En torno a este lago se realizan rituales que incluyen el sacrificio de animales. Todo un espectáculo.

Parque nacional de los lagos de Plitvice, en Croacia

La belleza de estos lagos es tal que la UNESCO los tiene en su lista de Patrimonio de la Humanidad. El parque nacional de los lagos de Plitvicka es el orgullo de los croatas, algo que no es de extrañar dado el maravilloso paraíso acuático que lo forma. Se cuentan 16 lagos repartidos en diferentes alturas e interconectados por un sistema de cataratas y cascadas de auténtico cuento.

Como si de un parque de atracciones acuático se tratara, parece que en cualquier momento va a aparecer un tobogán entre la espesura o una persona montada en un donut gigante. La zona abierta al público está repleta de senderos y puentes muy bien integrados con la naturaleza para que el turista no pierda detalle. También es posible disfrutar de los lagos de mayor extensión montado en una barca. Con un poco de suerte, seremos testigos de una boda durante nuestra visita, ya que es un lugar común para celebrarlas.

Lago Taal, en Filipinas

El cráter de volcán inactivo se va llenando de agua lluvia hasta que la cantidad de líquido se estabiliza. Igualmente, después de fuertes erupciones, es posible que se colapse un volcán, originando una caldera que también puede llenarse de agua. Estas tipologías lacustres son muy comunes. La actividad volcánica es la responsable de estupendos ejemplos naturales, como uno de los cráteres del volcán Irazú, en Costa Rica, de un verde intenso.

Si hemos querido destacar el lago Taal, en la isla de Luzón, en Filipinas, es porque se trata de un lago en el que hay un volcán en el que hay otro lago en el que hay una isla. ¿Me sigues? El lago está emplazado en una caldera volcánica formada hace cerca de medio millón de años tras varias erupciones violentas. Se trata de una zona llena de volcanes, algunos de ellos aún activos, como el que le da nombre al lago. En una de las erupciones surgió, dentro del propio lago Taal, una isla de unos 23 km2 en cuyo cráter se formó un pequeño lago. En el lago, hay otra isla surgida de las erupciones llamada Vulcan Point. ¿Ahora lo tienes claro?

Lago Balkhash, en Kazajistán

¿Un lago de agua dulce y de agua salada? Éste es el sello distintivo del lago Balkhash, en Kazajistán. El sector dulce, en la zona occidental, está separado del salado, en la oriental, por la península de Saryesik. Esta extensión de tierra deja que las dos partes del lago contacten por medio del estrecho de Uzynaral. Además de diferenciarse en sabor, también lo hacen en color. El agua de la parte oeste es de un color que va del amarillo al gris, mientras que en el este adquiere tonos verdes y azules. Ambas partes se congelan entre noviembre y marzo.

La mala noticia es que a esta curiosa masa acuática le espera el mismo futuro que a su vecino el mar de Aral, que en poco más de una década se ha quedado prácticamente seco, dejando un paisaje desolador de ciudades y barcos abandonados. Si no se detiene la explotación de los ríos que vierten agua en el lago Balkhash, su contenido se acabará drenando por completo de forma irremediable.

Lago de las medusas, en Palaos

Si el buceo se cuenta entre tus aficiones favoritas, seguro que uno de los momentos que más disfrutas al rodearte de agua es nadar entre la fauna marina. ¿Te atreverías a compartir espacio acuático con medusas? Si son las del lago que hay en la isla de Eil Malk, en Palaos, no tienes que preocuparte de salir mal parado. Las células urticantes que poseen los tentáculos de estos animales de cuerpo gelatinoso son demasiado pequeñas, así que no hay peligro de que te piquen, incluso si se las toca adrede.

Durante el día, es posible congeniar con las medusas acompañándolas mientras nadan, lo que hará que nos deleitemos con la belleza de su rítmica forma de nadar y su brillante coloración naranja. Sin embargo, por la noche, las reinas del lago bajan hasta los 20 metros. Con el fin de respetar su descanso, el buceo de profundidad está prohibido. Además, la zona en la que duermen estas ‘picantes’ damas está llena de sulfuro de hidrógeno, mucho más tóxico para el hombre que los aguijones de las medusas.


El lago Crescent, en China

Las ubicaciones de los múltiples lagos repartidos por el mundo a veces resultan de película, casi inverosímiles. Es el caso de aquellos que están situados en pleno desierto, desafiando el clima. El lago Crescent o Yueyaquan responde punto por punto al modelo de oasis que reina en el imaginario colectivo. Su inconfundible forma de media luna se localiza en la parte china del Gobi, cerca de la ciudad de Dunhuang. Este lugar es, además de la joya turística de la región, uno de los mayores templos budistas del mundo.

Sin embargo, la constante influencia del hombre está poniendo en peligro la supervivencia de este regalo de la naturaleza. La extracción de agua para el cultivo y el aumento de la población son las principales razones que merman su nivel. Un oasis que también está en peligro es el de Ubaru, en Libia, asentamiento de los tuareg. Gracias a su veintena de lagos de diferente morfología y profundidad suele encabezar los listados de oasis más bonitos del mundo. El más grande de todos es el Gaberoun, que ofrece una imagen idílica gracias su orilla bordada de palmeras.


Referencia: www.abcviajar.es

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